El visitante del Ayuntamiento de Ponteceso probablemente asocie la imagen del ayuntamiento con el mar, la Costa da Morte, y efectivamente esa imagen es la más frecuente y popular.
Pero esta tierra ofrece una riqueza de espacios naturales de gran importancia, menos conocidos y transitados, de gran valor y biodiversidad.
La mayor riqueza natural se encuentra en el río Anllóns, clasificada por la Xunta de Galicia como espacio natural protegido. La Consellería del Medio Rural, en su estudio de este espacio natural, nos indica que en la desembocadura del río, hay una representación de vegetación de marisma, rodeadas por alisos pantanosos, principalmente constituidos por carrizos (Phragmites australis) y secundariamente por juncos (Juncus spp.). Dos hábitats principales ocupan la mayor parte de los lechos y sus orillas. El bosque-galería ripario es el medio más característico, y presenta manchas de consideración en algunos tramos (por ejemplo, en el curso bajo del Anllóns). Entre sus formaciones arbóreas se encuentran el aliso (Alnus glutinosa), el sanguiño (Frangula alnus), los fresnos (Fraxinus excelsior y Fraxinus angustifolia), el roble común (Quercus robur) y los sauces (Salix spp.). Restringidas al lecho, se encuentran las praderas de hidrófitos, y aparecen diferentes especies de espigas de agua (Potamogeton berchtoldii, Potamogeton crispus, Potamogeton crispus, Potamogeron trichoides), la hierba barrosa (Callitriche stagnalis), el esparganio (Sparganium emersum) y el pie de buey (Oenanthe crocata).
Respecto a la fauna, entre los invertebrados forestales están presentes la babosa (Geomalacus maculosus) y el coleóptero (Lucanus cervus). En la fauna piscícola destaca la lamprea (Petromyzon marinus) el reo (Salmo trutta trutta), la anguila (Anguilla anguilla) y la boga del Duero (Chondrostoma duriense). Especies de anfibios y reptiles se localizan en esta área, entre los que se cuentan endemismos como la salamandra rabilargo (Chioglossa lusitanica), el tritón ibérico (Triturus boscai), la rana patilonga (Rana iberica) y el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi). Las aves más típicas del río son el martín pescador (Alcedo atthis), el mirlo acuático (Cinclus cinclus) y la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea). En las marismas próximas a la desembocadura nidifican aves acuáticas y ribereñas como el rascón (Rallus aquaticus), el zulón (Anas platyrhynchos) y carricero común (Acrocephalus scirpaceus). En cuanto a los mamíferos es muy destacable la presencia de elementos propios de ambientes fluviales como el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus), la nutria (Lutra lutra), el musgaño de Cabrera (Neomys nomalus), la rata de agua (Arvicola sapidus), el turón (Mustela putorius) y el armiño (Mustela erminea).
Son también de gran importancia las poblaciones de aves marinas que encontramos en la costa del cabo Roncudo, como el corvorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis). Toda esta costa es un área de tránsito regular de miles de aves marinas migradoras y hibernantes (pardelas, alcatraces, álcidos, charranes).
De gran valor ornitológico es la ensenada de la Insúa, donde habitan el ostrero común (Haematopus ostralegus), varias especies de pilros y el mazarico rubio, que alcanzan, importancia nacional o regional por sus poblaciones migrantes o hibernantes. Durante la época de cría, los arenales reciben núcleos reproductores de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus). Entre la avifauna propia de marismas, destaca la presencia del avetorrillo común (Ixobrychus minutus).